De repente
El mirlo, jefe de orquesta sin batuta Avanza firme entre las hojas. De repente, se para. El viento se levanta Y de los árboles llega el aplauso espontáneo de la savia. Se hace la oscuridad, levanta negro el vuelo Mientras del cielo, negro igual, Baja la sinfonía irisada del agua en primavera.
© JC, La Mamapara